¿Qué es la creatividad?

¿Cómo es posible la creatividad? ¿Qué es: un misterio, una paradoja? Según el diccionario crear es “hacer que empiece a existir una cosa o producir a partir de la nada”. Si fuera así, la creatividad sería imposible, nada surge de la nada.
Margaret Boden, investigadora en ciencias de la cognición, describe en su libro “La mente creativa” dos enfoques muy presentes todavía en nuestra conciencia colectiva: el inspiracional y el romántico. El inspiracional ve la creatividad como algo esencialmente sobrehumano o divino. En palabras de Platón “un poeta es sagrado y nunca es capaz de componer hasta que esté inspirado, poseído y la razón ya no esté en él... porque no es por el arte que las articula, sino por el poder divino”. El enfoque romántico, menos extremo, afirma que aunque no sea divina, la creatividad es por lo menos excepcional. Artistas y científicos creativos serían personas dotadas con un talento específico que los otros no poseen. Sin embargo, la investigación psicológica de los últimos veinte años sustenta el enfoque de que la creatividad no requiere de ningún poder específico, sino que es un aspecto de la inteligencia en general, que a su vez involucra muchas capacidades diferentes. David Perkins considera que la creatividad se basa en capacidades psicológicas universalmente compartidas tales como la percepción, la memoria y la capacidad para advertir cosas interesantes y reconocer analogías.
Las personas conscientes de sus momentos creativos suelen describir tres situaciones típicas: la cama, el baño y el colectivo. Parecería que un tiempo fuera del problema a veces ayuda a encontrar la solución. Arquímedes salió de su baño gritando “Eureka!”, porque había resuelto el problema que lo tenía preocupado durante mucho tiempo: cómo medir el volumen de un objeto de forma irregular. Un caso muy citado por los estudiosos de la creatividad, es el de Kekulé. La ortodoxia en química circulante en 1865 afirmaba que todas las moléculas orgánicas se basaban en cadenas de átomos de carbono. Sin embargo el benceno experimentalmente había mostrado que su molécula estaba hecha de seis átomos de carbono y seis de hidrógeno, y no catorce, como debería tener una cadena séxtuple de átomos de carbono. Kekulé, quién luchaba hacía muchos meses con el problema , dormitando al lado del fuego, tuvo un sueño donde los átomos saltaban, formaban filas, apareándose y retorciéndose en un movimiento serpenteante. De pronto una de las serpientes había agarrado su propia cola. Fue en ese momento que despertó y vio la posibilidad de que la molécula del benceno podría no ser una cadena, sino un anillo. Mediante este paso exploratorio, pasando de “cadena” a anillo” creó lo que Boden llama un espacio conceptual históricamente nuevo, e incluso una nueva rama de la ciencia, la química aromática.
Los compositores a comienzo del siglo XX, abandonando las restricciones tonales que regían toda la música occidental desde el Renacimiento, crearon un nuevo espacio conceptual. Schoenberg salió del espacio conceptual de la tonalidad hacia un nuevo campo regido por reglas diferentes, en el cual las ideas de consonancia y modulación (cambio de tonalidad) ni siquiera podían ser expresadas. Para hacerlo tuvo que probar y transformar la estructura del espacio musical, desarrollando nuevas reglas generativas (como, por ejemplo, reglamentar la utilización de toda la escala cromática en una pieza dada o insistir en la repetición de ciertas series de notas).
Los actos creativos generan nuevos espacios conceptuales, en los casos anteriores, para la humanidad, pero también la creatividad personal de cada individuo abre nuevas dimensiones vitales, define nuevos repertorios de acción para cada uno y para su entorno. Leía un texto de Daisaku Ikeda, un lider budista japonés, que me acercó una alumna donde dice que la creatividad significa “empujar y abrir la pesada y quejumbrosa puerta de la vida(...) Ésta no es una lucha fácil, abrir la puerta de nuestra propia vida puede ser tan difícil como abrir la puerta de los misterios del universo.” Difícil, pero posible. Por esto creo que es tan importante ser conscientes de que todos tenemos la posibilidad de desarrollar este potencial, porque nos permite pensar alternativas cuando no vemos salida, creer, desde lo individual o como parte humanidad, que otro mundo es posible e intentar crearlo.

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